Se estima que la mitad del territorio nacional tiene potencial para la posible obtención de hidrocarburos y que dicho potencial asciende a 151 trillones de pies cúbicos de gas natural (TCF, por sus siglas en inglés) y 17.3 billones de barriles de líquidos (BBbl).


Expedición SUBTERRÁNEA

La vida en un campamento exploratorio se mide por ciclos y turnos. Por lo general, mes a mes se trabaja 21 días de corrido y se descansa 7. También se efectúan rutinas diurnas y nocturnas porque la perforación de un pozo es incesante, tanto así que un campamento puede albergar unos 1.000 funcionarios al mismo tiempo sin ningún problema.

Al igual que Julio Verne tituló una de sus obras, la actividad exploratoria bien puede ser considerada como un “viaje al centro de la tierra” que desentraña secretos geológicos a profundidades que se cuentan por miles de metros. De hecho, un pozo exploratorio puede llegar a penetrar la tierra hasta cerca de 8 kilómetros de profundidad. Es por eso que las inversiones para explorar suman fácilmente algunas decenas e incluso cientos de millones de dólares, cifras que encierran un alto riesgo financiero porque las estadísticas establecen que, de cada 5 pozos que se perforan, apenas uno resulta exitoso.

Sin embargo, de lograr éxito y descubrir un reservorio de petróleo o gas, las posibilidades de monetizar dichas reservas se multiplican y sólo pueden ser limitadas por los vaivenes de la cotización de las materias primas en los mercados internacionales. De ahí que cuando el petróleo, al cual el gas boliviano está indexado en su cotización, se valora a precios altos, la actividad exploratoria se siente estimulada.

En su historia hidrocarburífera el país suma más de 1.600 pozos exploratorios perforados, a los que se agregan 92.000 kilómetros de líneas sísmicas 2D y 9.000 kilómetros de líneas sísmicas 3D, además de estudios de aero gravimetría, magnetotelúrica y geoquímica. Toda esta información se encuentra en el Centro Nacional de Información Hidrocarburífera (CNIH), entidad que de forma rigurosa y sistemática tiene clasificados todos los estudios exploratorios con el fin de aportar información precisa para así minimizar los riesgos prospectivos de quienes buscan encontrar nuevas reservas hidrocarburíferas.

En ese contexto, el potencial hidrocarburífero del país está distribuido en 7 provincias hidrocarburíferas: Madre de Dios, Altiplano, Beni, Subandino Norte, Subandino Sur, Chaco y Pie de Monte. En total, se estima que la mitad del territorio nacional tiene potencial para la posible obtención de hidrocarburos y que dicho potencial asciende a 151 trillones de pies cúbicos de gas natural (TCF, por sus siglas en inglés) y 17.3 billones de barriles de líquidos (BBbl)

Para ello, en la actualidad, dichas provincias han sido divididas en áreas exploratorias, de las cuales 99 están reservadas para YPFB; 17 se encuentran bajo contratos de servicios petroleros con operadoras privadas como Repsol, Shell, Total y Gazprom, entre otras; 5 están en proceso de negociación; 10 en estudios precontractuales y, finalmente, 67 están siendo evaluadas por YPFB.

Ahora bien, potencial hidrocarburífero no es sinónimo de reservas probadas. Mientras que el potencial se refiere a los recursos prospectivos aún no descubiertos, las reservas hidrocarburíferas son aquellas que ya han sido descubiertas, cuantificadas y cuyo volumen amerita su comercialización.

En la actualidad, y con base en los recursos prospectivos, YPFB cuenta con una ruta exploratoria que apunta a obtener 19 TCFs de reservas de gas hasta el año 2025. Para ello, se han priorizado 34 proyectos de perforación exploratoria con los cuales, de lograr el éxito deseado, el país fortalecerá su posición como un proveedor estratégico de gas en el Cono Sur, así como el desarrollo de la petroquímica y la exportación de productos con valor agregado.