KAA IYA un modelo de gestión ambiental

Con sus 3.411 kilómetros cuadrados, equivalente a la mitad de todo el departamento de Pando, Kaa Iya es el parque más grande de Bolivia y una de las diez reservas naturales más importantes del mundo. Allí coexisten 1.500 especies vegetales y más de 300 especies animales. En medio de ese paraíso natural, un ducto de 326 kilómetros de longitud cruza la zona transportando gas de Bolivia hacia Brasil en completa armonía con el medioambiente.

El resultado de esa combinación se traduce en el monitoreo satelital del parque, la ampliación del núcleo del área, el incremento del número de animales, la preservación de la flora y la mayor facilidad del acceso de turistas que ingresan a la zona, entre otras acciones, que cumplen la respectiva normativa.

Ya son dos décadas de la aplicación de este modelo en el cual los indígenas chiquitanos y guaraníes brindan el servicio de custodios del catagonus wagneri más conocido como el Chancho Solitario, el Yaguarundí, que es un felino más grande que el gato doméstico, del Jaguar, que ahora es la cabeza trópica de la zona, de las petas o tortugas grandes, del zorro, urina, anta, víboras y centenares de especies del bosque chaqueño que son fotografiadas y filmadas por 70 cámaras que reaccionan automáticamente por sensores de movimiento, las cuales al estar ubicadas en un espacio de 168 kilómetros, brindan un promedio de 42.000 registros de la zona por año.


El aire de respeto por la naturaleza es el marco para la formación del modelo de gestión socioambiental, donde participan el Estado, los pueblos indígenas de la región y YPFB, a través de su subsidiaria Gas TransBoliviano (GTB).


Kaa Iya no sólo es fauna y flora, también es el hogar de los nómadas ayoreos Saruma, los que se hallan voluntariamente aislados en el parque y conservan su modo de vida lejos de los centros más poblados. En ese marco, la gestión medioambiental del parque es un ejemplo de que puede conjugarse naturaleza con desarrollo.

Kaa lya que es un pulmón de aire puro para el mundo y la fortaleza de sus hijos guaranís y chiquitanos que saben hacer cumplir las normas de amor y respeto por la naturaleza.