Abriendo el abanico De oportunidades
QUÉ hacemos, CÓMO lo hacemos… pero ¿POR QUÉ lo hacemos?

Con mayor entusiasmo y tesón que en años anteriores los cañeros encaran la zafra, pues ahora los objetivos son más ambiciosos: satisfacer la demanda de azúcar de los mercados interno y externo y producir etanol para aumentar el octanaje de la gasolina especial y del Súper Etanol 92.

La incursión de YPFB en la comercialización de biocombustibles es uno de los primeros pasos que la estatal petrolera encara dentro de una necesaria diversificación de unidades de negocios. Sumado a ello, el etanol es un esfuerzo conjunto con el sector agroindustrial y que, en el lapso de cinco años, permitirá un efecto multiplicador que se cuantifica en al menos 1.600 millones de dólares de inversión y 30.000 nuevas fuentes de empleo.

Sin lugar a dudas para YPFB diversificarse es una apuesta que va en múltiples direcciones. A la producción y comercialización de biocombustibles se suma la producción de urea, la que proviene de la Planta de Amoniaco y Urea (PAU), ubicada en Bulo Bulo, y que con una capacidad de producción de 750.000 toneladas anuales es capaz de abastecer la demanda interna y exportar los excedentes a mercados como Brasil, Paraguay y Argentina. Como dato, la urea boliviana ya abastece el 23% del mercado paraguayo, lo que refleja las oportunidades comerciales que se generan gracias a inversiones que no sólo repercuten en el mercado nacional.

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Tanto con la producción de biocombustibles, como con la de urea, YPFB amplía su horizonte de acción en rubros que resultan complementarios pero que ayudan a fortalecer su identidad corporativa como “La fuerza que transforma Bolivia”.


Tanto con la producción de biocombustibles, como con la de urea, YPFB amplía su horizonte de acción en rubros que resultan complementarios pero que ayudan a fortalecer su identidad corporativa como “La fuerza que transforma Bolivia”.

En ambos casos, el trabajo implica que otros sectores también se tecnifiquen y tengan nuevas oportunidades de producción y generación de ingresos, con lo que se cierra un círculo virtuoso.

Por ejemplo, de los aproximadamente 8 millones de toneladas anuales de caña que se procesa en los ingenios UNAGRO, Aguaí, Guabirá y Poplar (ex La Bélgica); se prevé destinar 2,5 millones a la producción de etanol, aditivo vegetal que mezclado en una proporción de 8% con la gasolina especial, da lugar a la gasolina Especial Plus de 87 octanos.

En la misma línea se apunta al Súper Etanol de 92 octanos, que cuenta con una mezcla de 10% de alcohol anhidro, con lo que se pone a disposición del mercado combustibles más amigables con el medioambiente, que brindan mayor potencia y rendimiento al motor y generan un importante ahorro para el país al disminuir la importación de gasolinas. Se estima que, con la producción de este combustible alternativo, el Estado ahorrará Bs 350 millones en el primer año; también se prevé sustituir 380 millones de litros de gasolina por etanol y se mitigará en un 6% la contaminación de emisiones de dióxido de carbono.

La era de los biocombustibles ya empezó en Bolivia, aunque resta un largo camino en la construcción de los “corredores verdes” en los que los motorizados se abastecerán de energía ambientalmente más limpia y eficiente; pero no más cara para el consumidor.

Los biocombustibles y la urea se han convertido en la punta de lanza de la diversificación de YPFB. Es sólo el inicio, ya que, con la tendencia global de transición energética, las empresas tradicionalmente ligadas a los hidrocarburos deben tener una visión más amplia para incursionar en energías más amigables con el medioambiente.

En ese sentido, YPFB parte con ventaja, ya que despliega todo su esfuerzo y know how en la cadena del gas natural, considerado el energético de transición hacia una matriz energética más eficiente y limpia.